Emprender un proyecto de rehabilitación paisajística en un parque histórico implica mucho más que ejecutar una obra. Supone conocer a fondo el valor cultural del lugar, respetar su memoria y, al mismo tiempo, ofrecer soluciones que respondan a las exigencias actuales de uso y conservación. El propósito en este caso fue devolver la identidad original al espacio, reforzar su carácter singular y garantizar que continúe siendo un punto de encuentro vivo para visitantes y ciudadanos.
Uno de los principales retos fue garantizar la integración de los nuevos pavimentos con los elementos ya existentes. Para ello se empleó nuestra arenisca DUNA, mayormente en formato de adoquines, gracias a su resistencia y tonalidades cálidas que evocan la estética tradicional de la piedra histórica. Su versatilidad permitió afrontar con éxito tanto las zonas de tránsito intenso como las áreas más representativas del parque, manteniendo un equilibrio visual y técnico con el entorno.
Gracias a la estrecha colaboración entre los equipos de diseño, restauración y suministro de materiales, se logró un resultado que combina preservación patrimonial y funcionalidad contemporánea. El uso de la arenisca DUNA no solo aseguró la autenticidad estética del conjunto, sino que también aportó la durabilidad necesaria para prolongar la vida útil de los espacios. Un proyecto que demuestra cómo tradición e innovación pueden caminar de la mano en la conservación del paisaje histórico.
